LA EDAD DEL COBRE
La Edad del Cobre en Montejícar “Cerro de La Higuera”
Es el asentamiento humano más antiguo de nuestro pueblo. Sus orígenes están en el Neolítico Final (inicios del III milenio a.C.), prolongándose en el tiempo hasta bien entrada la Edad del Cobre. Los poblados fortificados son los más típicos del Calcolítico, pero también aparecen en este periodo los llamados “poblados abiertos”, que pueden ser continuadores de los poblados neolíticos, como en el caso del Cerro de La Higuera.
Sus características generales son:
– Su situación en tierras fértiles, cerca de cursos de agua.
– Su base económica agrícola y ganadera cada vez más desarrollada.
– La selección de determinadas especies animales (bóvidos y équidos), para nuevos aprovechamientos como la leche o la tracción.
– Construcción de las casas con materiales ligeros como postes, ramas y barro, de los que no quedan restos. Los restos que aparecen son de las estructuras subterráneas, como silos, pozos o basureros.
La cercanía del yacimiento a las salinas de interior de Montejícar, podría establecer el
comienzo de la explotación de estas ya en esta época. De igual manera, su situación estratégica cerca de la vía pecuaria del “Cordel del Salado”, podría decirnos que la ganadería sería fundamental en la base económica del asentamiento.
Cerro Camargo
Los dólmenes localizados en el yacimiento de Cerro Camargo, situados en el entorno del Cordel del Salado, refuerza la relación de los montejiqueños de la Edad del Cobre con la ganadería, siendo este punto la frontera del área de captación de recursos del poblado de Cerro de La Higuera.
LA EDAD DEL BRONCE
La Edad del Bronce en Montejícar “Cerro del Castillo”
El Cerro del Castillo contiene una información arqueológica que va mucho más allá de la fortaleza medieval que lo corona. De hecho, el cerro comienza a habitarse justo en este momento, la Edad del Bronce.
El Cerro del Castillo presenta unas condiciones inmejorables para el establecimiento de un hábitat argárico: es una elevación importante situada en un lugar estratégico, de fácil defensa y con un magnífico dominio visual del territorio.
Esta defensa natural se completa con tramos de muralla de piedra, torreones y terrazas, hoy no visibles en superficie y muy posiblemente reutilizadas por otras culturas posteriores que han habitado el Cerro del Castillo.
El fin de la prehistoria en Montejícar. El Bronce Final
La población argárica que vivía en el Cerro del Castillo empieza a cambiar al final de la Edad del Bronce; se crea otro asentamiento en Cerro de Los Allozos. Será en esta época cuando aquellos lejanos montejiqueños empiezan a comerciar con unos personajes que llegan a la costa de Almería: los fenicios. Los fenicios traían tejidos de lujo, como lino teñido con púrpura, para los cuales se crean en Los Allozos talleres metalúrgicos especializados en objetos de adorno como fíbulas (broches para sujetar el manto o la túnica).
Fíbulas tipo “Huelva” de Los Allozos
Las fíbulas tipo Huelva son una de las más antiguas fíbulas de la Península Ibérica. Debieron ser poco abundantes por el gran valor que se les dió. Las fíbulas y los tejidos de lujo eran productos destinados a las élites sociales.
El mundo ibérico
En Montejícar, hacia los siglos VIII-VII a.C., los pequeños poblados del Bronce Final que
vivían cerca de los ríos Cubillas, Guadahortuna y Guadalbullón, deciden agruparse en
un solo núcleo más grande. El contacto con los fenicios provoca la aparición de nuevas
actividades productivas: la metalurgia del hierro, nuevos sistemas constructivos o el
torno de alfarero. Se produce un gran desarrollo de intercambios, y como
consecuencia la aparición de nuevos grupos que acaparan las riquezas; es la formación
de una aristocracia de comerciantes que gobierna el territorio desde el oppidum
(ciudad fortificada) de Cerro de Los Allozos. Surge la escritura y nace la cultura ibérica.
La romanización
Los romanos comunicaron su imperio con vías conocidas como calzadas. Tuvieron en principio un carácter militar, para poder movilizar a sus ejércitos con rapidez. Pero también en el aspecto económico adquirió gran importancia, favoreciendo el comercio entre distintas regiones.
Cada 10 ó 15 km había una estación de descanso donde se podía cambiar de montura, y cada cierta distancia se instalaba un milario, una columna de piedra en la que se marcaba la distancia en miles de pasos al punto de origen ó de destino.
En Montejícar se suele situar el paso de una de las vías romanas. La vía en cuestión es la que iba desde Carthago Nova (Cartagena) a Cástulo (Linares), pasando por Mentesa Bastia (La Guardia, Jaén).
El fin del imperio romano. La Antigüedad Tardía
En el actual Término Municipal de Montejícar existe una línea defensiva de fortificaciones visigodas, que protegía los accesos hacia el norte y el oeste de los ataques bizantinos. Controlando la vía romana que se dirige al norte, encontramos tres asentamientos fortificados: el Cerro del Castillo, Cruz de los Nudos y Cerrillo Corral. El oeste se protege con las fortificaciones del Calar del Moro, Solana de los Corrales y el Villar de Jailón, una muestra de la potente ocupación visigoda que tendrá este estratégico territorio.
La Edad Media
Montejícar pertenecía a la Cora (provincia) de Ilbira, ciudad localizada en Atarfe, Granada.
Durante esta etapa tienen lugar una serie de guerras civiles originadas por la compleja estructura social de Al Andalus: muladíes (cristianos convertidos al islam), mozárabes (cristianos que mantienen sus creencias), bereberes (musulmanes no árabes) y árabes. El punto culminante de estas guerras sería la rebelión de muladíes y mozárabes contra el estado andalusí, protagonizada a finales del siglo IX por un muladí: Umar Ibn Hafsun.
En la Cora de Ilbira la revuelta se inició en Montejícar; el caudillo árabe Yahya ibn Soccala,
tras huir de los rebeldes se había establecido en la fortaleza de Montesacro que se hallaba
en poder de los bereberes. Después de reparar y fortificar el castillo, reunió a su lado a los
árabes de la región para defenderlo, aunque fue derrotado y el castillo tomado por los
rebeldes. Tras este momento, el Hisn Munt Saqir pasará a ser ocupado momentáneamente
por los muladíes antes de su reocupación en 888 por los árabes y su nuevo caudillo Sawwār b. Hamdún.
En el siglo X, Abderramán III reunifica el estado, frena la expansión cristiana hacia el sur y se proclama califa y jefe de los creyentes. Es el momento de máximo esplendor de Al Andalus.
En este periodo, el Castillo de Montejícar tenía la nueva función de recaudar los tributos de la zona.
Puente del Barranco del Muerto, Montejícar
Montejícar aparece mencionado en el camino del siglo X que iba de Córdoba a Almería: “De Córdoba a Qanit hay veinticinco millas, y de ésta hasta Jaén otras veinticinco; se sigue en
dirección a Munt Saqir, que es uno de los castillos situados junto al Río de los Árabes…”. Este itinerario de Córdoba a Almería, a su paso por Montejícar seguía el trazado de la anterior vía romana. Actualmente se conserva un puente medieval en el camino antiguo de Jaén; el puente del “Barranco del Muerto”, que se conserva en un magnífico estado.
En la Edad Media las ciudades recobran el impulso. Son trazados urbanos que aún se pueden ver en la actualidad. En Montejícar tenemos un buen ejemplo de ello; las calles estrechas que se entrecruzan para formar verdaderos laberintos.
El casco antiguo de Montejícar es un claro ejemplo de villa medieval en torno a su castillo.
Alquerías y almunias
Son las pequeñas comunidades que vivían en casas de campo, continuación de las villas romanas. Se dedicaban a cultivar las tierras circundantes y a la ganadería, aunque algunas adquirieron un caracter más industrial, como talleres y molinos.
El reino Nazarí de Granada
El año 1232, Muhammad I Alhamar firma un pacto de vasallaje a Fernando III de Castilla, al que
entrega la ciudad de Jaén y ayuda a conquistar Córdoba y Sevilla. Nace el Reino Nazarí de
Granada.
El reino nazarí fue el último estado del islam en la península. Existió durante dos siglos y medio
gracias a sus recursos naturales, una hábil diplomacia, un poderoso comercio exterior y la
legitimidad política proporcionada por Castilla. El final del estado nazarí acaeció en el año 1492,
cuando fue tomada la ciudad de Granada por los Reyes Católicos. A partir de entonces siguió
existiendo como Reino de Granada hasta el siglo XIX, como territorio de la corona de Castilla.
En los siglos XIII-XIV y XV, Montejícar es una población de la frontera norte del reino, situada en la retaguardia de los castillos de Cambil, Alhabar y Arenas, por lo
que son muchos los datos de las fuentes históricas que nos hablan de Montejícar en este periodo, todos ellos relacionados con la guerra. Finalmente tras la toma de Cambil y Alhabar, Montejícar caerá en poder castellano en septiembre de 1485, momento a partir del cual se desmantelan y abandonan la mayoría de los castillos de la antigua frontera, una situación que en Montejícar se producirá hacia 1498.
La red de torres y atalayas de la frontera
Desde el castillo de Montejícar se establece contacto visual con el castillo de Piñar al sur, con las torres de Gallarín (Montejícar) al noroeste, y las de la Torrecilla (Guadahortuna), Torre del Molino (Torrecardela), Torre de Piñar y Torre del Mencal (Pedro Martínez), al sureste.
Cuando se detectaba un ataque desde alguna atalaya, la información era transmitida con señales de humo, o reflejando la luz del sol en espejos. Las señales iban pasando de unas atalayas a otras, y así a castillos y alcazabas, para que las poblaciones se refugiaran y para que se enviaran militares que atajaran la incursión del enemigo.
El Castillo de Montejícar. Hisn Munt Saqir
Un “hisn” es un castillo en altura asociado a una población. En Montejícar, este poblamiento se
localizaba a lo largo de toda la ladera oriental del cerro del Castillo, hasta llegar al río.
Los castillos de la frontera eran parte del sistema de comunicaciones entre los componentes de la estructura defensiva, junto con las atalayas. La proliferación de castillos de frontera no impedían las entradas del enemigo, sino que más bien suponían un refugio para los pobladores cercanos, afianzaban el sentimiento de dominio sobre el lugar y dificultaban la conquista del territorio.
El castillo se sitúa en el punto más alto del cerro. Su costado oriental es prácticamente inaccesible debido a los escarpes rocosos que presenta, excepto en su punto central, donde una pequeña vaguada jalonada por restos de muros hace suponer la existencia de un posible acceso al interior del recinto.
Montejícar estuvo amurallada en algún momento de la Edad Media, tal como demuestra la presencia junto al río de la Torre de Triana y un lienzo de muralla adosada, cuyas técnicas constructivas son similares a las que presenta la torre principal del castillo; la torre sur o torre del homenaje.
LAS ERAS
Y en este contexto hacia 1485 situamos el proyecto de nuestras eras, cuando se incorpora Montejícar a la corona de Castilla. Sirviendo esta villa como garantía para el aprovisionamiento de cereal de la corona. La labor de la mujer en las eras entre otros trabajos, barrer y juntar el grano, aventar, envasarlo. Las eras como espacio también de juegos para los niños en aquella época, también de bailes y otros actos.
PUNTOS TURÍSTICOS